Serie Edad Media. Cap. 3. SIGLO VIII.
SIGLO VIII
Estaban aún calientes las cenizas del rey Recesvinto y húmeda la tierra de Gérticos que las cubría, cuando, allí mismo, todos los nobles del Reino de Hispania que habían ido a los funerales se reunieron para nombrar nuevo rey. Fueron aquellas unas Cortes muy violentas, pues bastantes nobles creían poseer justos derechos al trono, resultando haber demasiados pretendientes para un solo reino. Los egoísmos y la codicia inventaban razones y sinrazones.
______________________________________________________________________
IBERIA, ORÍGENES DE LA INVASIÓN...
...Con la llegada, en el 711, de los musulmanes a tierras hispanas, para intervenir en las luchas civiles de los reyes visigodos.
La llegada de los musulmanes supone un gran cambio para la historia peninsular: la ruptura de la unidad política, religiosa, cultural y económica del mundo romano. Así se configuró uno de los períodos más extensos, complejos e interesantes de la Historia de España, ya que en la Península coexistieron tres sociedades cuya lengua, cultura y religión son distintas: cristianos, musulmanes y judíos. Pluralidad de situaciones que se presentaron simultáneamente en la Península al concurrir tres religiones, tres lenguas y tres modos de vida diferentes. La problemática creada en la península tras la invasión, las líneas históricas fundamentales de la evolución de los distintos reinos cristianos y las nuevas estructuras que ahora se implantan y van a tener gran influencia en las etapas siguientes.
Witiza
Las ciudades de aquellos años están para nosotros sumergidas en el desconocimiento. Entre el nivel del suelo de la ciudad romana y el de la visigoda (Córdoba) hay una capa de ruinas de hasta seis metros: piedras y mármoles deshechos, calcinados, ennegrecidos por el humo de los incendios. Son los desastres de la edad oscura que vino tras la caída del dominio romano.
A Córdoba la asolaron las incursiones de los vándalos, las guerras entre los visigodos y los bizantinos; se fue hundiendo despacio, como cualquier otra ciudad del imperio, en una larga decadencia que había durado cinco siglos. La Hispania romana en la que habían vivido más de cuatro millones de personas, albergaba ahora a poco más de dos millones. Las ciudades se habían despoblado, y ya no eran seguros los caminos ni prosperaba el comercio. Las crónicas hablaban de un mundo sometido al ocaso y ahogado en la pobreza, de siervos y esclavos que huyen de la sujeción a la tierra y forman hordas de vagabundos dedicados al saqueo, de padres que matan a sus hijos para liberarlos del horror de vivir. La peste, la sequía y el hambre vinieron antes que los árabes y fueron mucho más exterminadores que ellos. Los metales preciosos no fluían de mano en mano en las monedas: los reyes y los clérigos guardaban tesoros solemnes que alimentaban la imaginación y la codicia.
Córdoba no era más que una sombra de su propio pasado en la que aún se mantenían en pie vastos edificios que nadie recordaba cuándo o por quién fueron levantados.
Rodrigo sucede a Witiza en el trono de Toledo. Los hijos de Witiza, que consideran a Rodrigo un usurpador, llaman en su ayuda a los musulmanes...
Lucha en la zona de Pamplona.
RODRIGO, rey de Toledo. “Anda el rey Rodrigo de cetrería por los montes y alamedas, a la otra orilla del río. Poco há que comenzó la caza, mas ya vuela el azor tras la liebre saltadora, mientras el astro del día siluetea el contorno de Toledo con los primeros oros de la mañana. Lento, camina el caballo del rey godo, entre la maleza que puebla la orilla del Tajo, y al acercarse a un espeso cañaveral, el ojo experto de Rodrigo ha visto una pareja de magníficas garzas reales buscando su alimento en la cenagosa ribera. Los largos moños de las aves, negros y lustrosos, brillan como una promesa. Pero la pihuela que rodea la muñeca de Rodrigo está desatada, y su prisionero persigue, acaso, una liebre veloz. ¡Ah, si tuviera su halcón garcero favorito! Mas ha quedado en palacio esta mañana, porque no se sospechó que hubiese en estos parajes presas para él. Sale el rey, sin ruido, del cañaveral, y luego de buscar infructuosamente algún cetrero o un catarribera, decide ir él mismo hasta el palacio para traer su pájaro preferido, el de la poderosa garra y el vuelo velocísimo. Galopa por el camino que bordea al río, y a poco llega ante la torre que defiende la cabeza del puente. Sus defensores, reconociéndole al punto, le franquean la entrada, y cruza el jinete sobre las aguas del río que por allí discurren mansas y espumosas, como fatigadas luego de cruzar la sima granítica. Pero antes de llegar al otro extremo, algo ha visto...” Florinda, La Mala Cava. Hija del exarca bizantino de Ceuta.
Provincia islámica de Iffrica, la zona del Magred. Norte de África. Los árabes islámicos dominan...
La desobediencia de Musa…
710. El gobernador de Ceuta, partidario de Witiza, facilitó la primera expedición musulmana a España, en julio de 710.
En estos últimos años las severas proscripciones de los concilios visigodos empujaron a muchos judíos a huir al norte de África: si no abjuraban de su religión se les reducía a la esclavitud, se confiscaban sus bienes, les quitaban a sus hijos cuando cumplían los siete años para educarlos en la fe católica.
711.
Invasión “musulmana” de la Península. En realidad, las religiones, lingüísticamente, no pueden invadir nada. En propiedad, realmente, tampoco. No habría que llamarlo así.
Invasión de Sevilla.
Los árabes, en su invasión hispánica (eso sí), se sirvieron de una caballería númida.
Los númidas (en latín, Numidae) eran unas tribus seminómadas bereberes que vivían en Numidia, en Argelia al este de Constantina y en parte de Túnez y Marruecos. Los númidas fueron uno de los primeros nativos que comerciaron con los colonos de Cartago.
Periodo provincial.
______________________________________________________
Es el reino asturiano del que tenemos noticias más ciertas y de más lejana fecha. Es también el más importante, porque viene a ser como una continuación de la derrotada monarquía visigoda y como restauración de ella lo consideraron los historiadores de la Edad Media. Dos nombres simbolizan esta resistencia:
Pelayo y Covadonga.
Pelayo (699-737).
______________________________________________________
Abril del año 711. En el 711 se lleva a cabo la segunda incursión contra Gibraltar (esta de abril de 711); Tarik al frente de varios miles de bereberes desembarca por el Estrecho. A mediados de abril desembarca el ejército musulmán. Eran pocos hombres al mando del berberisco Tariq ibn Ziyad, el general beréber que dirige la expedición y que dicen que mandó quemar las naves que lo habían traído del norte de África para que no les quedara a los suyos ninguna posibilidad de huir. Llegada, en el 711, de los musulmanes a tierras hispanas, para intervenir en las luchas civiles de los reyes visigodos. Habían desembarcado en abril de 711 a la roca desnuda de Gibraltar, en un paraje al que los mismos árabes llamaron después al- Yazirat al -Jadra, la isla verde, Algeciras. Número, crueldad y audacia. Entre ellos había unos pocos árabes; la mayor parte eran nómadas beréberes, convertidos no hacía mucho tiempo al Islam y animados por la esperanza de un botín y la certidumbre de ganar el paraíso si morían en la guerra santa.
Guerreros de piel oscura y extrañas ropas. Se contaría que los moros mataban a los hombres, quemaban las ciudades y talaban los árboles y las viñas y todo lo verde que encontraban.
Tarik busca una tierra de la que le habían dicho que era “fértil como Siria, templada y dulce como el Yemen, abundante como la India en aromas y flores, parecida al Hiyaz en sus frutos, al Catay en los metales preciosos, a Adén en la fertilidad de sus costas.” Habían cruzado el estrecho en barcas de cabotaje, venciendo el miedo al mar de los primeros musulmanes. Junto a la roca de Gibraltar, en los pantanos de Algeciras, desembarcaron sus tropas. Hicieron rápidas incursiones hacia el interior y esperaron la llegada de un ejército de enemigos que suponían innumerables. Hombres a caballo, con vestiduras de colores vivos, con turbantes y barbas y altas banderas rígidas en las que hay bordados versículos del Corán. Algunos de ellos hacen sonar largas trompetas y hay uno, montado sobre un mulo, que golpea simultáneamente dos tambores.
Rodrigo, Rodericus, un desconocido para nosotros, no sabemos cómo era su cara ni dónde murió, andaba por las tierras del norte intentando sofocar una revuelta de los vascones. En el poco tiempo que había pasado desde que lo eligieron rey no había conocido ni una hora de sosiego. Los hijos del difunto rey Witiza conspiraban contra él y le disputaban la corona. Los pastores salvajes de las montañas de Vasconia se habían alzado contra su dominio. Y hasta aquella región tan nublada y hostil que parecía extranjera llegaron emisarios del sur para avisarle de una invasión de hombres que venían del otro lado del mar.
Tras la llegada de noticias de que fuerzas procedentes del Norte de África acampaban en el Sur de Hispania, la lucha en la zona de Pamplona cesó. Rodrigo y su ejército abandonaron la región y se dirigieron probablemente a Zaragoza, para, desde allí enfilar la vía que llevaba a Toledo. Desde la capital proseguirían su traslado hacia el Sur, para acabar reuniéndose en Córdoba con todas las fuerzas convocadas.
La ausencia de Rodrigo deja tranquila la zona de Pamplona. Los vascones libres, conociendo la presencia del enemigo en la zona, se abstendrían de tomar iniciativas de envergadura, y hay que suponer que la ciudad quedo en manos de los vitizianos, manteniéndose por tanto una administración idéntica a la existente, a la espera de que el resultado final de la guerra civil decidiera el destino de las autoridades locales.
En Córdoba reunió un ejército de cien mil soldados: exagerando el número de sus enemigos, agrandan los cronistas musulmanes la victoria de los dieciocho mil guerreros de Tariq ibn Ziyad.
Antes de avanzar, Tariq espera refuerzos del norte de África. Mientras tanto, en su alcázar de Córdoba... un solitario rey, que no puede confiar en nadie, lee las cartas y procura organizar un ejército, en su alcázar.
El ejército de Rodrigo “era compuesto de toda broza y como gente allegadiza y poco exercitada ni tenían fuerza en los cuerpos ni valor en sus ánimos: los escuadrones mal formados, las armas tomadas de orín, los caballos o flacos o regalados, no acostumbrados a sufrir el polvo, el calor, las tempestades.”
Rodrigo será, para los cronistas de siglos futuros, un rey culpable de soberbia y lujuria, y su culpa trae consigo un adelanto del Juicio Universal. En España, la catástrofe que Dios envía son los musulmanes. Los árabes serán los ejecutores del castigo de un Dios que no conoce la misericordia. Rodrigo se niega a reconocer su delito y a aceptar los presagios, le pierde la voluntad de saber y la indiferencia a los augurios. Su caballo Orelia.
Batalla del río Barbate…
Verano del 711. Toledo, muere Rodrigo.
12.000 guerreros, invasores de un mundo extraño.
Río Guadalete.
Aproximadamente tres meses después de la llegada (estamos en julio) tiene lugar la batalla contra las tropas de Rodrigo. Tarik, el general bereber, dirige la expedición.
El ejército de Tarik vence al ejército visigodo en Guadalete, muriendo en esta batalla el rey Rodrigo. Los hijos de Witiza y los soldados del obispo habían traicionado a Rodrigo, pasándose al enemigo en medio de la cruenta batalla. Derrota visigoda.
Fue a mediados de julio, en las marismas del Guadalete (o Waddi Lakka) Guerreros de piel oscura y extrañas ropas y armas.
Ocho días duró la batalla. La táctica árabe era atacar en cargas fulminantes y retroceder luego hacia sus líneas para repetir el ataque aprovechando el desconcierto de los adversarios. El tornafuye. Había cuatro soldados cristianos por cada musulmán, pero el ejército de Rodrigo fue segado y deshecho, y era tal el número de muertos que nadie los habría podido contar. Los hijos de Witiza y los soldados del obispo don Opas se pasaron al enemigo en mitad del combate. Se retiraron los cristianos vencidos. Se dice que algunos vieron huir al rey...
Toma de Tarifa. Tarik ibn Malluk. 300 infantes bereberes y 100 jinetes entran en Tarifa.
Las noticias de la muerte de Rodrigo y la derrota de los suyos debió circular con rapidez por todo el Reino, y en Septiembre como muy tarde ya debían conocerse los hechos en Pamplona. Seguramente la presunta muerte del rey y la entrada de Tarik en Toledo se conocieron simultáneamente o con escasa diferencia temporal. Suponiendo a Pamplona en poder de los vitizianos, hay que admitir que los hechos serían recibidos con alegría, pues Tarik se presumía aliado de Aquila, o cuando menos actuaba contra el rival de éste. El partido vitiziano debió quedar reforzado tanto en Pamplona como en toda la Tarraconense. En este momento Aquila parecía controlar la Bética, la Cartaginense, la Tarraconense y la Narbonense, mientras que la Lusitania y probablemente Galicia quedaron en poder de elementos rodriguistas.
MUSA es el jefe supremo de la expedición musulmana. Musa ibn Nusayr, gobernador del norte de África. Planeaba el paso a la península desde la costa de Tánger. Dios había prometido a los musulmanes en el Corán el dominio de Oriente y Occidente. Esa tierra azulada que vislumbraba al otro lado del mar era el último extremo del mundo y debía ser conquistada. Él será el moro MUZA de nuestro romancero. No sólo era un militar siempre movido por la ambición y el arrojo, sino tambián un reputado astrólogo que había soñado y leído en los astros que su destino era conquistar Hispania. Tariq era su liberto, elegido como al que debía mandar a la cabeza de su ejército.
Musa recibió un emisario de su liberto avanzado el verano del 711. En la comunicación debía ser informado de la situación militar, y de que el tesoro real visigodo había sido capturado. Los historiadores han especulado sobre la reacción de Musa al conocer la noticia. Se le supone tentado por la envidia, la cual le motivaría para desplazarse a la Península. Pero ¿No es cierto que, probablemente por este tesoro, Musa había desobedecido las órdenes del Califa y había enviado a su liberto a la Península? ¿Acaso Tarik no debía entregar el tesoro a su señor? Por tanto ¿No se había llegado a la situación que Musa esperaba? ¿A que podía deberse la envidia? Parece más probable que Musa sintiera una gran satisfacción por el éxito de la misión, éxito que podemos suponer inesperado, y que, con objeto de asegurar el tesoro, no dudara en tomar las medidas adecuadas. La temporada estaba avanzada, y no existía la posibilidad de reclutar un ejército y enviarlo a Toledo con rapidez. Como la situación de Tarik en Toledo era sólida, Musa le ordenaría mantenerse en el lugar a la espera de las fuerzas que reuniría en los meses siguientes.
MUGIT LLEGA A LA PENÍNSULA. Había pasado todo el verano...
En Écija, algunas semanas antes de que las tropas que llegaron desde África se acercaran a Córdoba, una muchedumbre de judíos y de siervos y esclavos rebeldes se habían sumado con entusiasmo al ejército invasor, menos odiosos para ellos que los soeces terratenientes godos y los príncipes de la iglesia.
Córdoba. Las murallas de la ciudad. El poderoso puente que habían tendido los ingenieros romanos sobre el cauce del Guadalquivir estaba en ruinas, gastado por las inundaciones y por varios siglos de abandono. El río. Un bosque de alerces. Gobernador visigodo de Córdoba. Guarnición escasa de cuatrocientos soldados. La lejanía de la llanura. Centinelas.
A partir de ahora, se emprende una rápida campaña de ocupación musulmana en Córdoba. A principios de octubre, un escuadrón de jinetes musulmanes se acerca a Córdoba, viniendo desde el sur.
Ha pasado el verano, son los jinetes de Mugit, que se han separado del grueso de la expedición y llegan a Córdoba. Son seiscientos jinetes. Acamparon frente a las murallas de la ciudad. Cerca de las murallas de Córdoba y allí acampan. No hacen más que levantar sus tiendas a la orilla izquierda del río y vigilar desde la distancia los muros de la ciudad, como si esperaran algo o supieran que su sola presencia gangrenaba de miedo a los guardianes que los miraban desde las torres y espiaban de noche los fuegos de su campamento. Pocos árabes hay entre ellos, son berberiscos, convertidos de antiguo al Islam hacía poco tiempo. Entre ellos había unos pocos árabes; la mayor parte eran nómadas bereberes, convertidos no hacía mucho tiempo al Islam y animados por la esperanza de un botín y la certidumbre de ganar el Paraíso si morían en la guerra santa. Había también unos pocos libertos y cristianos regenerados, como el jefe de la expedición, que se llamaba Mugit y llevaba el apodo de al-Rumí, el Romano. Los árabes llamaban rum o rumí a los antiguos súbditos europeos de Roma y a los bizantinos. El Mediterráneo, para ellos, era el mar de los Rum, y con ese mismo nombre calificarán luego a los cristianos del norte de España.
Desde entonces, a los musulmanes, los cristianos, les llaman moros, y a los cristianos, los musulmanes, nos llaman aromis.
Los cordobeses ya tienen noticia de la muerte de Rodrigo y la batalla acaecida. Envían, al cabo de unos días en los que nada sucedió, a una comitiva que ofrece una capitulación; emisarios a caballo cruzan el lecho del Guadalquivir y ofrecen una ventajosa capitulación a los habitantes de Córdoba. Tal vez se sirvieron de intérpretes judíos para entenderse con el gobernador, que prefirió resistir. Los cordobeses se refugian en una iglesia. Según la leyenda, que atribuye siempre las derrotas a traiciones, un pastor les cuenta cómo pueden entrar en la ciudad. Entran. El gobernador y los suyos se repliegan a una iglesia muy bien fortificada, la de San Acisclo, dejando la ciudad entera en manos de los invasores. Resisten tres meses. Escaramuzas. Los cordobeses capturan a un soldado de Mugit, es la primera vez que ven a un hombre negro. Escapa y explica de dónde procede el venero de agua. Después de cortarles los suministros de agua, los cordobeses salen y se rinden al fin a los invasores musulmanes. Los musulmanes incendiaron la iglesia y todos sus defensores murieron abrasados (la iglesia de la hoguera o de los cautivos.)
En la Córdoba recién conquistada es probable que nadie tuviese ese sentimiento de Apocalipsis del que hablará, cinco siglos después, Alfonso el Sabio. Salvo el gobernador y sus hombres, los cordobeses no habían resistido, de modo que las condiciones de la rendición no debieron de ser particularmente severas.
También puede ser que en Córdoba, esa ciudad que nos explicaron destruida y aterrorizada por los guerreros enemigos, hubiera tranquilidad en aquella ciudad apacible en la que casi nada había cambiado desde aquella noche en que las gentes bien escondidas en sus casas oyeron los gritos de los guardianes centinelas que morían y supieron que los recién llegados iban a ser los nuevos señores de la tierra.
Mugit al-Rumí llegará a ocupar el palacio del gobernador, el mismo donde vivió Rodrigo cuando era gobernador de la Bética. Tras una breve conmoción, la ciudad recobra su apariencia de siempre.
Ahora en Córdoba no sólo suenan ya las campanas al atardecer, se oyen las invocaciones de almuédano que llaman a la oración declarando cinco veces al día la unidad y la omnipotencia de Dios. A pesar del cataclismo y de la derrota visigoda y de ese gran silencio de pánico y de incertidumbre que ha seguido a las batallas, la apariencia cotidiana de la ciudad ha cambiado muy poco. Los invasores incautan las propiedades de los que han huido o han muerto, pero respetan escrupulosamente a los que quedaron, imponiéndoles, desde luego, un tributo personal, que no es más gravoso que los que antes existían. Los cristianos y judíos, gentes del Libro para los musulmanes, pueden seguir practicando sus cultos, aunque no hacer alarde público de sus celebraciones ni construir nuevas iglesias o sinagogas. Desde ahora, la mitad de la basílica de San Vicente será utilizada como mezquita por los musulmanes.
¿Cómo es que había judíos en la Península? Desde los tiempos de los romanos
¿Fenicios, cananeos?
El mundo estaba siendo conmovido hasta sus cimientos, pero puede que muy pocos hombres lo notaran, o que les llegase a importar: habían sufrido la escasez, las epidemias, la tiranía y el pillaje de los poderosos, los habían visto corromperse y exterminarse entre ellos, y los nombres de esos reyes y prelados y hasta sus dignidades y sus rostros sin duda nos les eran menos lejanos que los de los nuevos invasores.
Al cabo de algún tiempo los guerreros abandonarán Córdoba para continuar su viaje hacia el norte, llevando ahora consigo un pesado botín. Confiaron a los judíos la administración de la ciudad, como era costumbre. Dejaron en ella una pequeña guarnición: No es seguro que tuvieran el firme propósito de enraizarse en ella.
LLEGADA DE MUSA. Los Omeyas llegan a la Península Ibérica apoyados por bereberes.
Sevilla.
No obstante los hechos se desarrollaron mejor de lo que Musa podía esperar. Las ciudades de Medina-Sidonia, Carmona y Sevilla le abrieron las puertas sin lucha, probablemente porque los partidarios de Rodrigo habían huido y predominaban los vitizianos o cuando menos los neutrales. La intervención de los judíos en la entrega de estas ciudades, como en otras, no es segura, aunque no es extraño que el elemento judío, perseguido durante años, constituyera desde el primer momento el apoyo fundamental de los musulmanes. Los partidarios de Rodrigo, cuyo líder es desconocido y ostentaba probablemente el título real, se concentraron en Mérida.
713.
Mérida. Musa sitió la ciudad que resistió a los embates enemigos. Cerca de un año necesito Musa para tomar la ciudad (capituló el 30 de Junio del 713) aunque mientras se desarrollaron las operaciones, Tarik en Toledo tenía asegurada la tranquilidad, pues no cabría esperar un ataque rodriguista. En el año 713 fue conquistada por el moro Muza y, en esta época, sus habitantes todavía se resistían a permanecer bajo el dominio de Córdoba, de modo que protagonizaron sangrientas revueltas. Como castigo, y ante el temor a que la brillante ciudad llegara a lograr su objetivo, se trasladará la capital a Badajoz, relegando a Mérida a un segundo término. Con el advenimiento de los árabes, Emérita Augusta pierde su supremacía, aunque eso no evita que se construya la fortaleza árabe, la alcazaba, sobre las murallas del tiempo de los romanos. Durante la invasión musulmana comenzó el ocaso de Emérita Augusta.
Tarik dedicó este año de 713, mientras su señor luchaba en Mérida, a someter a la nobleza rodriguista de la Tarraconense occidental, que se había concentrado en Amaya y Astorga. Fuerzas de Tarik asolaron Cantabria y tomaron las dos ciudades, cuyos defensores huyeron hacia Galicia. Mientras tanto Aquila, que seguía en la Tarraconense o Narbonense, debía negociar su proclamación en Toledo ¿por qué no llegó a ser proclamado? Sin duda las posiciones de árabes y vitizianos estaban alejadas. La petición de ayuda contra Rodrigo habría sido negociada por Olbán y después por la nobleza vitiziana de la Bética sin la participación directa de Aquila. Las peticiones de Tarik, que probablemente incluían la entrega del tesoro real, no formaban parte del pacto y en todo caso no podían ser aprobadas por Aquila. Tarik se mostraría firme en su petición y no aceptaría ninguna negociación hasta que su señor, Musa, estuviera presente. Parece ser que el 712 Aquila, junto a sus hermanos, y un extenso séquito, viajó a Toledo, de donde Tarik debió remitirle a Musa, quien parece ser que no quiso asumir ninguna responsabilidad política, y desde luego prefería un dominio islámico en Hispania al restablecimiento de un reino visigodo; por tanto envió al monarca a Damasco, para que fuera el Califa quien tomara la última decisión. Aquila debió salir de Hispania el mismo año 712, y por tanto la nobleza vitiziana quedo temporalmente sin un líder sobre el terreno, aunque probablemente la dirección política del partido vitiziano fue asumida por parientes u hombres de confianza de Aquila.
Llegan a Toledo. Una vez hubo capitulado Mérida, el camino hacia Toledo estaba despejado. Musa avanzó por la vía entre la capital Lusitana y la capital del Reino. Tarik, que conocía la situación, envió un contingente para reunirse con el ejército de su señor. Ambos grupos se reunieron en Talavera y entraron juntos en Toledo. Durante el sitio de Mérida Musa debió concertar acuerdos con los condes godos de las ciudades, a los que garantizaba el mantenimiento del poder, de sus bienes y de su religión, a cambio de que reconocieran la soberanía del Califa. Los magnates godos que firmaron los tratados se obligaban a ser fieles y sinceros con el valí de Hispania (éste era el título que se arrogaba Musa), a no conspirar con sus enemigos, a pagar un tributo anual para cada uno de sus súbditos cristianos; a cambio les serían respetados sus dominios y la libertad de sus súbditos, los cuales no podrían ser violentados en su religión, ni quemadas sus iglesias. Estos acuerdos se extendieron también a los magnates que, aun sin el título de conde, gobernaban de hecho sobre extensos territorios en los que no había ninguna ciudad importante, y a algunos duques, a todos los cuales debieron entregarse las propiedades de los magnates partidarios de Rodrigo. Una parte de las tierras reales visigodas, que eran muy extensas, serían entregadas a los participantes en las expediciones (los que ya estaban en Hispania y los que llegaran en el futuro), excepto una quinta parte que quedaría para el Califa. Musa no estableció ninguna modificación en los impuestos, los cuales seguirían recaudándose en igual forma que hasta entonces, pero su importe no sería para el Tesoro real, sino que pasaría a poder del Musa, en concepto de valí árabe de Hispania, el cual remitiría un quinto de su importe al Califa. Las convenciones mejoraban la posición de la nobleza, que además de mantener sus posesiones en seguridad lograría sin duda evitar algunos impuestos. Se cree que a los humildes se les rebajaron los impuestos, lo que provocó una mejora de su situación. Evidentemente la legislación anti-judía desapareció.
En este momento los musulmanes dominaban la Bética, parte de Lusitania, parte de la Cartaginense y la Tarraconense Occidental. Los rodriguistas dominaban parte de Lusitania y Galicia; y los vitizianos parte de la Tarraconense y de la Cartaginense y toda la Narbonense.
En el invierno del 713 Musa remitió emisarios a Damasco, seguramente aconsejando mantener el dominio en Hispania. Si el califa fue informado de la situación militar, no cabe duda de que la posición negociadora de Aquila no era satisfactoria. Por tanto no es de sorprender que un acuerdo político firmado entre las partes incluyera solamente el reconocimiento a Aquila del título de conde y la devolución de sus bienes y los de su familia (probablemente confiscados en su día por Rodrigo) compuestos por tres mil haciendas. De la corona nada se hablaba, y es de suponer que el Califa había optado por aceptar los hechos consumados, y admitía su soberanía sobre Hispania, en la cual Musa, con el título de valí, ocuparía de facto el lugar del rey.
En Toledo, Musa ibn Nusayr encontró la mesa del rey Salomón, que era de oro macizo... y otras mentiras hermosas de la imaginación bajo las que no hay nada.
714.
Desde Toledo, siguiendo las calzadas romanas, hasta Zaragoza, dominando todo el valle del Ebro. Se ramifica por toda la península, como un abanico inmenso cuyas últimas varillas llegan a las montañas astúricas y a los Pirineos orientales. La desunión de los gobernantes permitió que a partir del año 711, y en sólo ocho años, los musulmanes conquistaran casi toda la península, instalándose en ella durante ocho siglos. Sin embargo, la conquista de la Península no se produjo con grandes batallas sino por capitulaciones, consistentes en la rendición de las ciudades, conservando de este modo sus privilegios, tierras, costumbres y religión.
Desde un principio los beréberes fueron la fuerza de choque del ejército musulmán. De hecho, los árabes sólo cruzan el estrecho cuando ya está asegurada la falta de respuesta del reino visigodo.
En la primavera del 714 Musa, que aun no habría recibido noticias del Califa, decidió avanzar hacia Zaragoza, que no sabemos de quien estaba en poder. Especularemos sobre ello: Cuando el 710 Rodrigo combatía en Pamplona hay que suponer que lo hacia en la seguridad de una retaguardia cesaraugustana segura. Por tanto previamente habría sometido Zaragoza, para marchar después sobre Pamplona. Evidentemente si Pamplona era vitiziana debía deberse a que en algún momento Zaragoza también lo había sido.
Pero naturalmente cabe la posibilidad de que Pamplona estuviera en poder de los vascones, en cuyo caso Zaragoza hubiera sido probablemente rodriguista, pues no es probable que siendo vitiziana Rodrigo se dedicara a combatir a los vascones con un enemigo tan cercano, salvo en el caso de que previamente hubiera tomado Zaragoza; pero si tal hubiera sido el caso seguramente habría dejado Pamplona en manos de los vascones (su sumisión no era prioritaria, y podía hacerse más adelante o encargarse a fuerzas locales) y hubiera avanzado hacia Oriente.
Por tanto hemos de suponer a Cesaraugusta, inicialmente vitiziana, fue ocupada por Rodrigo. Después acudió a combatir a Pamplona, cuyas autoridades godas ya no tenían la opción de cambiar de partido, y probablemente no llegó a tomarla. En el 714 los rodriguistas, aislados (no tenían la oportunidad de huir al Este, dominado por los vitizianos, ni al Oeste, donde ya dominaban los musulmanes, ni al Noroeste, controlado por vitizianos y vascones) solo tenían tres posibilidades: huir a Francia (si es que los vitizianos no controlaban los pasos pirenaicos), combatir o someterse.
En la situación que conocemos es muy posible que fuera esta última opción la que prevaleciera en el ánimo de los magnates godos. Incluso se supone que emisarios cesaraugustanos pactaron la entrega de la ciudad a Musa. También cabe la posibilidad de que los rodriguistas hubieran huido con anterioridad, y que volviera a estar en poder de los vitizianos.
El ejército de Musa y Tarik avanzó por la vía entre Toledo y Zaragoza, y sabemos que ocuparon Ocilis (luego Medinaceli), que al parecer fue uno de los pocos lugares donde hubo resistencia. Poco después entraba en Zaragoza, cuya sumisión habría sido ya acordada con anterioridad. Musa se estableció en la ciudad, a la espera de que los nobles acudieran a expresarle su sometimiento. Es probable que fuera durante su estancia en la ciudad cuando un magnate visigodo, al que suponemos partidario de Aquila, llamado Casius, acudiera a expresar su sumisión. El conde de Pamplona no hizo ningún avance pues sabemos que no hubo pacto hasta al menos el año siguiente. Y es que la situación se había complicado: en el 714 debió conocerse en Hispania la renuncia fáctica al trono de Aquila, y los magnates vitizianos de la Tarraconense y Narbonense eligieron un nuevo rey, en circunstancias desconocidas. Este soberano llamado Ardo o Ardón, que fijó su residencia en Narbona, cambió la política de su predecesor y debió decidir oponerse al dominio musulmán, y quizás restaurar el Reino Visigodo de Oriente cuyos cimientos había establecido el general Paulus, pues justamente fueron las mismas ciudades que apoyaron a Paulus las que ahora apoyaron a Ardón. Las fuerzas vitizianas en la región eran considerables, y Pamplona debió mantenerse a la expectativa.
Las noticias de la renuncia de Aquila (y los hechos subsiguientes) probablemente fueron conocidos a través de emisarios del Califa que llegaron a Zaragoza a mediados del año 714. Los emisarios debieron comunicar el acuerdo con Aquila (había ido a Damasco), que implicaba el control musulmán de Hispania, pero exigían responsabilidades a Musa y Tarik por su desobediencia. El Califa requería su presencia en Damasco para que justificaran su actuación y su desobediencia. Musa debió considerar prudente no arriesgar sus fuerzas en la lucha contra los vitizianos del Este, quizás por no saber hasta qué punto se había comprometido el Califa con Aquila, y decidió cambiar de rumbo y someter a los nobles rodriguistas del Noroeste peninsular.
___________________________________________________________________
Damasco. El Califa al-Walid, omeya. Los abbasíes estaban al acecho. Usaban estandartes negros y su ejército invocaba la venida de un imán oculto que restaurara la pureza del Islam, corrompido por la arbitrariedad y las viciosas costumbres de los omeyas. De al-Walid decían que se emborrachaba sin tasa y que cuando tiraba al arco usaba como blanco un ejemplar del corán.
_________________________________________________________________________________
714. Cataluña fue fácilmente conquistada por los musulmanes, sirvió de paso a Francia, en donde dominaron muchos años (hasta Carlomagno), en la Septmania y en Narbona. Entre el 714 y 719 los musulmanes conquistan Tarragona, Barcelona, Gerona y Narbona.
La presunta expedición a Tarraco es incierta. No es probable que se llevara a cabo antes del la llegada de los emisarios califales, pues la ciudad estaba en poder de los vitizianos a los que se suponía todavía aliados y que seguramente no hubiera opuesto resistencia a Musa pues no se conocían los secretos designios de éste. Después de la llegada de los emisarios la situación debió cambiar en la zona vitiziana, y es cuando Musa pudo llevar a efecto la expedición, para liquidar la resistencia de Ardón. En tal caso la resistencia seria tan fuerte, exigiendo la destrucción de Tarraco (que por otro lado ya debía estar dañada con anterioridad), que hizo desistir a Musa de proseguir su avance contra los territorios de Ardón, y decidió primero liquidar la resistencia rodriguista concentrada en él.
Noroeste. Musa llegó hasta Galicia.
Probablemente Musa, bien directamente desde Zaragoza, o de regreso de su expedición a Tarragona, se desplazó por la vía que desde aquella ciudad llevaba a Asturica (Astorga) a través de Numantia, Oxama y Clunia. En caso de no haber optado por dicha vía habría seguido la que siguiendo el Ebro llegaba hasta Vareia y de allí a Birovesca (Briviesca) hasta Asturica. La primera ruta parece más probable pues en la zona quedaban situados los presuntos dominios del magnate conocido como conde Casius, que se la había sometido recientemente en Zaragoza. Pero naturalmente, tratándose de una expedición cuyo objeto era someter, también es adecuado pensar que usara rutas donde existieran elementos hostiles, y no la ruta donde se ubicaban dominios que ya le eran leales.
Parece que uno de los primeros actos fue la conquista de Seguia (Ejea de los Caballeros), pues en el Risala del embajador marroquí se asegura que en el Oriente de Hispania, de todas las tierras ganadas con la espada (es decir aquellas que no se sometieron voluntariamente, y fue necesario combatir para dominarlas) solamente las tierras de Seguia no fueron distribuidas entre los soldados, después de deducir el quinto del tesoro. Por alguna extraña razón en Seguia no se siguió la norma de expropiar las tierras de las ciudades que se resistían para entregarlas a los soldados musulmanes y la ciudad debió firmar un tratado de tipo Sulh que preveía el respeto de la vida y los bienes de los que se rindieron, así como los bienes de la iglesia cristiana cuyo culto era respetado. Las razones de esta excepción podrían ser muy bien debidas a las características de la ciudad, que conservaba aun un substrato vascón. Seguramente los godos resistieron a los árabes mientras los ciudadanos vascones les apoyaron o al revés. Solo una división muy marcada entre las autoridades godas y los ciudadanos podría explicar el hecho diferencial. Sabemos que los godos y los hispano-romanos habían ido igualándose en toda Hispania y de hecho había una identidad de intereses, una unidad legislativa, y hasta una unificación lingüística, moral, cultural y de aspecto. Pero no había ocurrido lo mismo entre godos y vascones (vasco-romanos.) Seguia parece haber sido la única ciudad de la Tarraconense que, tras ser sometida militarmente, y firmar un tratado de tipo Sulh conservó todas sus tierras. Musa pudo considerar prudente dar un trato suave a una ciudad vascona, para favorecer la sumisión de otras.
Musa descendió hacía el Ebro, pasando seguramente por Calagurris y Vareia. Omitió en su trayecto Pamplona, que se suponía vitiziana o partidaria de Ardón. Tras cruzar la zona de Vareia, probablemente al llegar a Tritium (desde donde una vía avanzaba hasta Pamplona) penetró en tierras vasconas libres. Ibn Habib narra la campaña y dice que “...Musa se internó hasta llegar a una tribu desnuda como las bestias” y el pseudo Ibn Qutayba dice que “...Musa hizo la guerra a los vascones hasta que todos ellos vinieron a presentarse en manadas como si fueren bestias de carga”. Ibn Idari dice “... Musa conquistó el país de los Vascones (Bachkanoh) y penetró lo bastante lejos hasta encontrar a un pueblo semejante a las bestias”. Probablemente las tribus vasconas ofrecieron su sumisión, y dada la pobreza del país, Musa se desintereso rápidamente de él, abandonándolo. Ninguna guarnición quedó fijada en el territorio. Evidentemente, el impuesto de capitación nunca fue recaudado en territorio vascón, pues ni los recaudadores del gobierno musulmán podían penetrar en la zona, ni sus habitantes podían pagar debido a su extrema pobreza.
Al Sur del Ebro la sumisión era total. Y la situación debía ser conocida en Pamplona, donde los godos, amenazados por los vascones, y divididos entre Rodriguistas, Vitizianos y partidarios de Ardón, se encontrarían en precaria situación. Debió prevalecer la tendencia partidaria de someterse al Califato, y seguramente ya en el 714 empezaron los movimientos de emisarios para negociar un tratado favorable del tipo Adh.
Musa se trasladó desde tierras de vascones libres en la actual Euskadi, a Cantabria, donde Tarik ya había efectuado una incursión y donde seguramente encontró escasa resistencia. Los magnates locales se sometieron espontáneamente, y Musa pudo proseguir sin obstáculos hasta Galicia, donde debía encontrarse el otro rey godo, sucesor de Rodrigo, cuyo nombre (caso de que existiera) no se conoce. Parece que las fuerzas rodriguistas habían ido amenguando tras los sucesivos combates y derrotas, y que muchos nobles eran partidarios de someterse al Califato. Seguramente la resistencia a Musa en Galicia, de haberla, fue muy escasa y rápidamente se estuvo en condiciones de exigir el impuesto de capitación que preveían los sucesivos pactos.
En Septiembre del 714 Musa ben Nuzair (o Nusayr) y Tarik ben Ziyad pasaron al Sur de la Península con el tesoro real visigodo, y desde allí embarcaron hacia África, emprendiendo el camino de Damasco. Viajaban con ellos algunos magnates godos o hispanos, y entre ellos el repetidamente citado conde Casio o Casius, pues sabemos que éste contrajo una relación clientelar con el Califa Al Walid, con el que tuvieron que entrevistarse entre la fecha de su sumisión, que sabemos que fue a mediados del año 714, y la fecha de la muerte de Al Walid (principios del 715.)
El gobierno de Hispania quedo confiado a Abd al-Aziz ben Musa ben Nusayr, hijo de Musa ben Nusayr (o Musa ben Nuzair), durante cuyo gobierno se ajustaron numerosos pactos de tipo Adh, sobre todo en Lusitania, Bética y Cartaginesa. De todos estos pactos es conocido el firmado con el dux Teodomiro (probablemente dux de la Cartaginesa), a quien se concedió jurisdicción sobre un extenso territorio (aproximadamente las actuales provincias de Murcia y Alicante, aunque con los limites indeterminados y quizás discontinuos.)
Capitulaciones acordadas entre Abd al-Aziz, hijo de Musa, y el príncipe visigodo TEODOMIRO o Tudmir, señor de la región de Murcia. Tudmir, según el pacto firmado ceremoniosamente ante testigos, adquiere la protección de Dios y del Profeta, y se le garantiza que no será destituido de su soberanía y que en nada se alterará su posición ni la de sus súbditos. “No serán reducidos a cautiverio ni separados de sus mujeres e hijos. No serán muertos. No serán quemadas sus iglesias ni despojadas de sus objetos de lujo. No se les obligará a renunciar a su religión...”
El fuego de los incendios y el estrépito de las armas y de los tambores de guerra han quedado cancelados por las tranquilas palabras de un acuerdo firmado por hombres que hablan idiomas distintos y que tal vez se miran el uno al otro como seres exóticos: Tudmir, el godo, del que dicen que combatió junto al rey en el río Barbate, y Abd al-Aziz, cuya vida futura va a ser tan breve como singular.
715. Muerte del Califa al-Walid.
Musa y Tarik llegaron a Damasco y cayeron en desgracia por su desobediencia, aunque la muerte del Califa evita otras consecuencias.
Parece que se casó Abd al-Aziz con la viuda de Rodrigo, Egilona, formando el primer matrimonio mixto de musulmán y cristiana del que tenemos noticia después de la invasión, y fue también víctima del primer asesinato político ocurrido en al-Andaluz: lo apuñalarán en Sevilla, mientras se inclinaba para orar. Abd al- Aziz ben Musa se casó, seguramente el 715, con Doña Egilona, viuda de Rodrigo.
716
No cabe duda de que Pamplona negoció su sumisión con Abd al-Aziz, pero el pacto (que sabemos que fue firmado entre el 715 y el 718) pudo ser firmado posteriormente al interrumpirse el proceso por el asesinato del valí en el mes de Marzo del 716 en Sevilla. Asesinato político de Abd al Aziz, mientras se inclinaba a rezar.
El emir del Magreb, de quien dependía el valiato de Hispania, nombra como nuevo valí a Al-Hurr, quien decidió someter la Tarraconense y la Narbonense o Septimania, que aún reconocían a Ardón. Tal vez el mismo año 716, o a principios del 717 se ajustara el pacto de tipo Adh con Pamplona y con otros magnates de la zonas pirenaicas al Este del país vascón (Aragón, Sobrarbe, Ribagorza, Pallars, Cerdanya, Urgell...) En todo caso el pacto fue firmado antes del 718 pues uno de los firmantes como testigos, el tabí Hannash al-San’am ben Abd Allah o Hanas ibn Abd Allah (firmaron el pacto dos testigos, siendo el otro Alí ben Rabah) murió en dicho año 718. El pacto con Pamplona dejaba subsistir la organización política y religiosa de la ciudad y sus alrededores, y respetaba las posesiones y los bienes de sus habitantes y su libertad de culto.
La invasión musulmana es sorprendentemente rápida y fácil, debido al estado de descomposición y división en que se encontraba el Estado Visigótico: sólo les llevará 8 años conquistar casi toda la Península. Si recordamos, a los romanos les tomó doscientos años la misma empresa. En apenas quince años habrán dominado la península a pesar de que subsistían núcleos de población sin someter: las montañas de Asturias y las tierras de Pamplona. Se crea así un nuevo espacio geográfico con tres núcleos esenciales: asturiano, navarro y cordobés, aunque las fronteras no estaban delimitadas con precisión.
718. Pelayo (699-737), proclamado rey en este año, fija su residencia en Cangas de Onís. El noble visigodo Pelayo se refugia en los montes cercanos a Cangas de Onís, organiza la resistencia de los cristianos y vence a los moros en un encuentro que dos siglos después se le llamará la batalla de Covadonga.
718 - 1035.
Tres hechos fundamentales hay que tener presente para comprender la Reconquista durante este periodo: el avance de las armas cristianas; poca fijeza de los límites de las tierras conquistadas, mientras existe el poder califal en Córdoba; y que el estadio de la lucha es la meseta del Duero y los macizos montañosos que la bordean, tierras casi deshabitadas por los musulmanes.
Los musulmanes tuvieron poder para conquistarlas, pero carecieron de número suficiente para sostener fuerzas de ocupación y de individuos para su repoblación. Rivalidades étnicas entre berberiscos y árabes, el clima tan opuesto al acostumbrado de los invasores, un suelo poco fértil y las malas cosechas originaron pronto el que estas tierras se vaciasen de berberiscos.
Fueron mucho tiempo tierra de nadie, sometidas al azote de las continuas incursiones de los cristianos y de las aceifas moras que alcanzaban el corazón del reino cristiano y destruían su misma capital (Oviedo, León).
Hay hechos relacionados y sucesivos que contribuyen al establecimiento de las fronteras:
Las guerras civiles que tienen lugar entre los invasores: sirios, árabes y berberiscos. La posibilidad del botín era lo que esporádicamente cohesionaba a grupos tan dispares: a los árabes de Musa -contaba entre sus tropas con numerosos contingentes de kalbíes y kaisíes que, más tarde reproducirían en el al-Andalus el viejo enfrentamiento tribal de la Península arábiga- y a los beréberes extraídos de los más diversos grupos tribales sin ningún sentimiento de comunidad.
LA “REINVASIÓN” CRISTIANA, al menos en su comienzo, no iba a tener igual origen. Surgen varios focos y preparan dos grandes frentes: el sector occidental y el sector oriental. El tiempo diría si el sistema fue eficaz, oportuno y duradero.
719. Concluida la conquista, los musulmanes dominan casi toda la Península. Se ha dado un gran cambio para la historia peninsular al producirse la ruptura de la unidad política, religiosa, cultural y económica del mundo romano. El reparto de tierras ocupadas desencadenó las primeras tensiones entre los árabes, que se atribuyeron las tierras más fértiles, y los beréberes, obligados a conformarse con las tierras altas de la Meseta, Galicia y sectores montañosos del Sur, en un adelanto de la discriminación económica, y por tanto política, y que durante siglos presidirá la relación entre ambos grupos.
Completada la ocupación, se confirma el papel secundario de los beréberes con la asignación, para su asentamiento, de las tierras productivas.
Las tierras fueron repartidas entre los conquistadores o cedidas de forma temporal, pero reservando siempre la quinta parte al Estado. Aunque no es totalmente seguro, parece ser que los árabes se instalaron en las zonas más fértiles, los bereberes en las tierras montañosas de la meseta y de Andalucía, y los sirios en el sudeste de la península.
En la década de 720, se había consumado prácticamente la invasión de la península, y se iniciaron las razzias sobre las Galias.
En 725, los árabes toman Carcasona a los visigodos, de forma que una vez sometidos los visigodos en Septimania, en la década de 730, los árabes iniciarán avances hacia el norte
Estos avances hacen que el duque Eudes de Aquitania pida ayuda al mayordomo de los francos Carlos Martell.
Los locales, dirigidos por el dux Mauronto, favorecen la expansión árabe hacia el este: en el 735 toman Arlés y en el 737 se apoderan de Aviñón y extienden sus razzias hasta Lyon y Aquitania; pero a pesar del contrataque del mayordomo franco, en Provenza, desde 739, los sarracenos amenazan a los lombardos. Carlos Martel con el apoyo lombardo pudo asegurarse el control de la región, aunque de modo vacilante, ya que no fue hasta el 759 cuando su sucesor, ya rey, Pipino el Breve se apodere de Narbona.
____________________________________________________________________
724-743. Hisham es el noveno califa de Damasco.724-743.
______________________________________________________________________
La Islamización de las poblaciones de España en el siglo VIII se llevó a cabo sin problemas de importancia puesto que no se impuso la religión musulmana a las poblaciones conquistadas, que pudieron continuar sus cultos pagando impuestos. Los que se convertían -MULADÍES- dejaban de pagar estos impuestos. Los cristianos que perseveraron en su religión -MOZÁRABES- constituyeron las comunidades más prósperas y numerosas de Toledo, Mérida y Córdoba.
Paulatina imposición de la sociedad islámica. Choca con una realidad social diversificada. No se produce de forma progresiva o lineal, sino que se efectuará con grandes saltos y retrocesos, al menos aparentes.
732. Luego de conquistar España, los árabes atraviesan los Pirineos e intentan la conquista de Francia, pero son derrotados por Carlos Martel, en Potiers, en 732. Este es el punto más alto de la expansión árabe hacia el N. Con esa derrota, los árabes deciden retroceder hacia atrás de los Pirineos y afianzar los territorios conquistados en la Península Ibérica, que se conocerá a partir de entonces como al Andalus (origen del nombre Andalucía.)
Una época de sequía y hambre que obliga a la retirada de los musulmanes hacia el sur y línea del Ebro.
Así se van configurando dos zonas, dos Españas: la España cristiana en las montañas asturianas, y la musulmana, que controla las principales ciudades de la Península.
_________________________________________________________________
El estado árabe muestra una política de bastante tolerancia hacia los vencidos. Este factor explica por un lado la rapidez de su conquista, pero por otro apunta hacia la autodestrucción de al Andalus, por permitir que los hispanos cristianos se unieran en causa común (religiosa) para derrotar a los invasores.
En cuanto al aspecto religioso, las autoridades árabes no impusieron en los vencidos la conversión obligatoria a su religión. Quien quería permanecer como cristiano podía hacerlo, sólo que tenía que pagar impuestos adicionales. El estado musulmán sólo exige de los habitantes de su territorio que obedezcan su autoridad y que no se ofenda la Religión Mahometana (un acto de irrespeto era severamente castigado).
En general, la mayoría de cristianos que se convierten a la religión musulmana eran gente campesina, que buscaban quitarse de encima el pago de impuesto personal. El Estado musulmán. Cuando los musulmanes abandonan sus proyectos de expansión hacia el norte de Europa y deciden concentrar sus esfuerzos en la Península Ibérica, su preocupación política principal fue la de crear un Estado Nacional en al Andalus que se independizara del Califa oriental.
Este el final de la conquista. Desde ahora, al-Andalus vive una guerra perpetua entre árabes y bereberes e incluso entre las mismas tribus árabes que trasladaron intacto a la nueva provincia el odio que ya las dividía en Oriente. Los bereberes se rebelaban contra los árabes (regiones montañosas contra el dominio de ciudades y valles) Lo árabes qaisíes guerreaban contra los yemeníes.
Eran los qaisíes los que sustentarán el poder del wali o gobernador de al-Andalus, Yusuf al-Fhirí.
El gobernador de esta provincia del Islam, con su centro en Córdoba, que ahora se llama al-Andalus, ordena la reconstrucción de las viejas murallas y del puente sobre el Guadalquivir. Pero Córdoba es todavía una ciudad perdida en los límites del imperio, y ni si quiera ha nacido el hombre que peregrinará hacia ella desde las riberas de otro río sagrado, el Eúfrates: un príncipe perseguido y proscrito que sobrevivirá al holocausto de su linaje y no se rendirá nunca al infortunio porque un astrólogo le vaticinó al nacer que sería el fundador de un reino.
El Califa Hisham II. Su nieto es Abd al-Rahman ibn Muawiya. El único nieto preferido del califa Hisham. Hijo de un príncipe omeya y una exclava bereber. Criado en uno de esos palacios como oasis fortificados que su familia había erigido en el desierto de Siria. Hasta los 19, uno de los príncipes de este populoso linaje que ostentaba la primacía del islam. El palacio de al-Rusafa, donde vive con el califa, cerca del Eúfrates. .
_________________________________________________________________
727. La consolidación del incipiente reino asturiano y su expansión hacia Galicia y la Meseta norte, obra de Alfonso I y sus sucesores. A Pelayo le sucedió su hijo Favila o Fafila, que reinó dos años, monarca al que hizo popular su muerte por un oso en una cacería, le sucede un yerno de Pelayo, Alfonso I, en el 739.
Alfonso I (739-757), rey de Asturias, de sangre real visigoda, que hizo atrevidas incursiones militares en tierras gallegas, portuguesas, alavesas, riojanas y por el sur hasta la cordillera central, pero que no tenían carácter de conquista por la imposibilidad de poblar y guarnecer tan extensos territorios. Reino asturiano.
Diferencia entre grupos sociales. Población árabe, berebere y sociedad indígena.
737. Sucede a Pelayo su hijo Favila o Fafila, que reinará dos años, monarca al que hizo popular su muerte por un oso en una cacería.
739. Le sucede a Favila, un yerno de Pelayo, ALFONSO I (739-757), de sangre real visigoda, que hace atrevidas expediciones militares por tierras gallegas, portuguesas, alavesas, riojanas y por el sur hasta la cordillera central.
740. La dificultad para ejercer la autoridad en el al-Andalus se agrava a partir de aquí: LA REVUELTA KHARIDJITA. Iniciada en Tanger y de signo antiomeya, prende en los beréberes de al-Andalus, que llegan a poner en peligro a las guarniciones de la misma Córdoba. Es la revuelta de los beréberes y la llegada de los sirios.
Desde Siria llegan refuerzos para sofocar el levantamiento, lo que evitó la creación en la Península de un reino kharidjita, como sucedió en el Magreb a raíz de esta rebelión.
Magreb: reino kharidjita.
742. Nace Carlomagno.
743. Muere Hisham ... Marwan II
Logrado el objetivo, atajar la revuelta beréber, los servicios de los aproximadamente 10.000 sirios, los djundíes, serán recompensados con la concesión en feudo de extensas zonas de Andalucía y el Algarve, que no pasan a someterse a la administración de Córdoba hasta dos siglos más tarde. Por otro lado, los acontecimientos de Oriente (Damasco) relajarían aún más los lazos que unían a al-Andalus con Damasco. La afluencia hacia Damasco de las exacciones provinciales -al Califa se le debe el “quinto” del botín- permiten construcciones progresivamente más suntuosas, como la Gran Mezquita de Damasco.
El asentamiento de los YUNDÍES. No supone el fin de las hostilidades, sino que por el contrario de inmediato éstos se verán envueltos en una serie de luchas por el control del Estado. Son las nuevas circunscripciones.
Dirhemes emirales (museo de Málaga) Pugnas.
750. El califato abasí.
El califato abasí (750-1258), llamado también califato abásida, fue una dinastía califal fundada en 750 por Abu l-Abbás, descendiente de Abbás, tío de Mahoma, que se hizo con el poder tras eliminar a la dinastía omeya y trasladó la capital de Damasco a Bagdad. Bagdad se convirtió en uno de los principales centros de la civilización mundial durante el califato de Harún al-Rashid, personaje de Las mil y una noches.
Los abasíes basaban su pretensión al califato en su descendencia de Abbás ibn Abd al-Muttálib (566-652), uno de los tíos más jóvenes del profeta Mahoma. Muhámmad ibn Alí, bisnieto de Abbás, comenzó su campaña por el ascenso al poder de su familia en Persia, durante el reinado del califa omeya Úmar II. Durante el califato de Marwán II, esta oposición llegó a su punto culminante con la rebelión del imán Ibrahim, descendiente en cuarta generación de Abbás, en la ciudad de Kufa (actual Irak) y en la provincia de Jorasán (en Persia, actual Irán). La revuelta alcanzó algunos éxitos considerables, pero finalmente Ibrahim fue capturado y murió (quizás asesinado) en prisión en 747. Continuó la lucha su hermano Abdal·lah, conocido como Abu al-´Abbas as-Saffah, quien, después de una victoria decisiva en el río Gran Zab (un afluente del río Tigris que discurre por Turquía e Irak) en 750 aplastó a los omeyas y fue proclamado califa.
(En el siglo X el poder imperial recayó en los sultanes selyúcidas).
El sucesor de Abu al-'Abbás, Al-Mansur, funda en 762 la ciudad de Madínat as-Salam (Bagdad), a la que traslada la capitalidad desde Damasco.
La época de máximo esplendor correspondió al reinado de Harún al-Rashid (786-809), a partir de la cual comenzó una decadencia política que se acentuaría con sus sucesores.
El último califa, Al-Mu'tásim, fue asesinado en 1258 por los mongoles, que habían conquistado Bagdad. Hasta ese año habrá 37 califas abasíes, cuando el imperio fue conquistado por Hulagu, nieto de Gengis Khan. Sin embargo un miembro de la dinastía pudo huir a Egipto y mantuvo el poder bajo el control de los mamelucos. Esta última rama de la dinastía se mantuvo en Egipto hasta la conquista otomana de 1517. Entre 1261 y 1517 se estableció en el Egipto mameluco el califato abasí de El Cairo.
750. Oriente: ÉPOCA ABASÍ (ss. VIII -IX). Los abbasíes arrebatan a los omeyas el califato de Damasco. Aniquilación de los Omeya.
Al-Abbás, el tío, cuyo parentesco reclamaban los abbasíes (antes hashimíes) dará nombre a la dinastía que a mediados del siglo VIII derroca a los Omeyas. Abu al-Abbás, fundador de la dinastía abbasí del mundo musulmán. Rollo del Corán. Abasíes, abbasíes o abásidas. Dinastía del califato de Bagdad, fundada en 750 por Abu al-Abbas al-Saffah, "el derramador de sangre", descendiente de Mahoma, con el apoyo de chiítas (alidas) y persas. Sustituyó a la de los omeyas.
Es el fin trágico de la época omeya en Damasco. En estos años centrales del siglo, los descendientes de los hashim, aquel clan que en la época preislámica, trataban de acabar con el predominio que los omeyas ejercían en la Meca, y los alidas (chiítas), partidarios de los descendientes de Ali, el yerno del Profeta, forman un frente antiomeya ante el que no puede reaccionar Damasco.
En este año, un miembro de los hashimíes, Abd Allah, es proclamado califa, y se hace llamar Abu al-Abbas para dejar patente sus vínculos con el Profeta a través del tío de éste, al-Abbas, "el derramador de sangre".
Abu al-Abbas recibe el juramento de fidelidad.
Las decisiones de los primeros califas abbasíes no dejan lugar a dudas de los verdaderos intereses de la nueva dinastía: Asignar a los alidas o shiítas, sus antiguos aliados, puestos secundarios de la administración, en una clara manifestación de acabar con la alianza abbasí-alida que, aunque fugaz, permitió a los primeros desplazar a los omeyas. Buscar otra sede para la capital del nuevo régimen, Bagdad, ciudad circular fundada por estos abbasíes en el desierto cerca de las minas de Babilonia, desplazada hacia el Este, para que simbolizara mejor la vocación “continental” de la nueva dinastía; el influjo sasánida se hace más intenso; los abbasíes no descuidaban el fomento de una religiosidad que cada vez tiene manifestaciones más espectaculares, Grandiosa Mezquita de Bagdad. Borrar todo recuerdo de los omeyas, profanando sus sepulturas y asesinando a su familia.
El holocausto del linaje Omeya. Riguroso extermino del que sólo quedará un superviviente. Los príncipes del prestigioso linaje omeya que ostentaba la primacía del Islam, con su estandarte blanco. Espectáculo de sangre. En las provincias de Oriente comenzó la rebelión abbasí y el último califa de la dinastía, Marwan II, huyó derrotado por Siria y por Palestina y murió combatiendo en un lugar del alto Egipto llamado Busir.
Abbul Abbas no se cebó únicamente con los omeyas vivos; mandó abrir en Damasco las tumbas de los antiguos califas y las cenizas de Muawiya fueron esparcidas y malditas y el cadáver de Hisam fue clavado en una cruz y luego quemado en una hoguera. A uno de sus nietos le cortaron una mano y un pie...
Banquete de reconciliación a celebrar en Abu-Futrus, en Palestina.
Aquel superviviente Omeya de que se habla tendrá una especial importancia para nuestra península ibérica.
Abd al-Rahman ibn Muawiya, hijo de príncipe omeya y de una esclava bereber, nieto del califa Hisam II y criado en uno de aquellos palacios que como oasis fortificados que su familia había erigido en el desierto de Siria, el palacio de al-Rusafa, una especie de edén con jardines y caudalosas aguas y torreones militares que estaba cerca del Eúfrates.
Un príncipe perseguido y proscrito que sobrevive. Un astrólogo le vaticinó al nacer que sería el fundador de un reino. Seis años después, desembarcaría en Almuñecar.
Viaje desde Iraq hasta al-Andalus, que duró cinco años, vigilado, espiado, perseguido, repudiado. Espías y ejecutadores de sus enemigos abbasíes.
Uno de los escasos supervivientes de estos asesinatos es un joven de apenas veinte años, nieto de Hisham; se llama Abd al-Rahman. Una larga y complicada odisea le llevará de Alepo, en Siria, a Almuñécar, en la costa granadina. Bark, el liberto que le acompaña. Refugio en el extremo occidental del Imperio.
Llega al norte de África, a la provincia de Ifriqiya, cuyo gobernador, Ibn Habib, no había reconocido aún la legitimidad del califato abbasí. Dos rizos sobre la frente. Hostilidad. Tribus beréberes, que ya habían guerreado con los árabes. Allí nació su madre y fue llevada a un harén de Siria. Liberta por tener un hijo varón. Hospitalidad. Llamaban Nafza a aquella tribu, en las proximidades de Ceuta.
En al- Andalus vivían afincados muchos clientes árabes y sirios de la familia Omeya (la clientela), a la que seguían debiéndole la inalterable fidelidad exigida por las leyes tribales.
En el Islam de entonces el Estado era una ficción casi del todo abstracta, una insegura escenografía copiada de los rituales de Bizancio y de la Persia sasánida. Como en los primeros tiempos del desierto, los árabes difícilmente respetaban otra lealtad que la de los lazos de parentesco y clientela, en cuyo vigor habían fundamentado el triunfo de su religión y la conquista del mundo. Lo que Ibn Jaldún llamó asabiya. Es al mismo tiempo la energía igualatoria y la ruina de los árabes y de todos los nómadas, y el empeño incesante y baldío de los emires omeyas de al-Andalus será durante casi tres siglos intentar que prevalezca la autoridad del estado sobre la turbulenta confusión de los clanes.
HISPANIA.
Luchas por el emirato que se desencadenan con motivo del final de los Omeyas en Oriente.
Actividades de Yahya ibn Hurayt. Al frente de su tribu de Yudam. En un primer momento, se alinearán con la coalición. Al Sumayl, representantes de los yundíes en al-Andalus. Y Yusuf al-Fihrí, miembro de las familias más prominentes desde el origen del Islam, de la misma tribu que el Profeta y asentada en al-Andalus desde la conquista.
Yahya apoya a ambos frente al gobernador dependiente de Damasco, lo que no impedirá la derrota en manos de la coalición y el encumbramiento del último de los emires anterior a la llegada de los Omeyas, Yusuf alFihrí.
La independencia de actuación. Se desvanece la legitimidad islámica del estado y se sustituye por una simple lucha de poder.
Ejemplo de la debilidad de las primeras estructuras estatales que consiguen y ejemplo del peligro constante de la vuelta a los particularismos tribales.
En las crónicas árabes, Ishbaniya era territorio peninsular sometido a los poderes cristianos.
Hasta allí llegará este Omeya perseguido y humillado.
Batalla de Saqunda. Los qaisíes vences a los yemeníes. Un descampado frente a las murallas de Córdoba, donde años más tarde creció un famoso arrabal.
Yusuf al-Fihrí y los qaisíes frente a los yemeníes, y todos ellos frente a los bereberes. Los clientes omeyas, unos clientes guerreros de caballería que habían llegado hacía diez años para una insurrección bereber, habitaban extensas provincias rurales de los distritos del sur, agrupados según sus tribus de origen y conservando propia organización militar... Derrota de los yemeníes.
Importante cambio: Aparición en el norte de África de Abderramán I. El Inmigrado.
754. Ubayd Allah ibn Utman, el jefe de los clientes omeyas recibe la visita de Bark.
Trece meses tardó Bark en volver. Los clientes omeyas estaban dispuestos a combatir en favor del príncipe de veintiséis años, y también los árabes yemeníes.
Los yundíes se vuelven a cohesionar como tales, con la esperanza de que la toma del poder por el Omeya supusiera una nueva situación de privilegio, como la que habían tenido en Siria y se le había prometido en al-Andalus. Conseguirán hacerlo.
14 de agosto 754. Desembarco en Almuñécar.
El país al que llega, asolado por cinco años de sequía y de hambre, era una tierra fronteriza en la que se sucedían sin tregua rebeliones de bereberes, de clanes árabes, de tribus vernáculas encastilladas en los desfiladeros del norte que luchaban contra los musulmanes igual que habían peleado durante siglos contra los romanos y los visigodos. Yusuf lucha contra los vascones, su ejercito acaba de sufrir un gran descalabro por ello.
Yusuf en el alcázar de Córdoba. Se dirigía a batallar con los vascones cuando recibió la noticia de la llegada del príncipe omeya. Comparado con los rebeldes del norte, todavía no suponía un peligro, pero Yusuf dio la vuelta y regresó a Córdoba para tratar de averiguar dónde estaba y quienes le apoyaban.
756, marzo. Después de ser acogido por los sirios leales a su familia, Castillo de Torrox, provincia Ilbira, Abderramán emprende su marcha hacia Córdoba, seguido de un ejército de sirios, yemeníes y bereberes.
En la mezquita de Archidona los sirios del Jordán lo proclaman emir por el yund del Jordán. Recibe el acatamiento de diversos clanes bereberes de la Serranía de Ronda (entre ellos, el de los banu Jali, contingente de 400 jinetes). También le prestan su apoyo los yundíes de la circunscripciones de Ilbira, Sidonia y Sevilla, con los que conseguirá derrotar a los gobernantes Ysuf al-Fihrí y al-Sumal, e instaurar el emirato omeya, independiente en la práctica del califato abbassí.
Entra en Sevilla, donde lo reciben clamorosamente, como rey largo tiempo esperado y la multitud le rinde homenaje en las calles. Se dirige a Córdoba.
Córdoba desde las dos orillas del río, caminos paralelos para los dos ejércitos: uno defensor y otro atacante.
Enardecidos por saquear la ciudad y de vengarse del desastre que sufrieron hacía diez años en la batalla de Saqunda, los yemeníes de Abd al-Rahman aniquilan al ejército de Yusuf. El 15 de mayo entra en Córdoba. Consagración como emir. Palacio de los gobernadores.
756-788. En 756, Abderrahmán I, el príncipe emigrado de Damasco, proclama el Emirato Independiente de Córdoba en la mitad la iglesia de Córdoba que se considera mezquita.
Pero desde el inicio, la desunión y rivalidad no permiten que se cree un poder central fuerte. La dinastía Omeya, a la que pertenece Abderrahmán I, se da a la tarea de establecer ese poder central fuerte, proyecto que ve su culminación en la creación del Califato de Córdoba por Abderrahmán III, en 929.
Emir de Córdoba: AB AL-RAHMAN I (nacido en el 731- muerto en Córdoba, en el 788). Perteneciente al linaje omeya, logró tomar Córdoba y proclamó el EMIRATO INDEPENDIENTE en el año 756, aunque no romperá con Damasco hasta el 773.
756. Al-ándalus se independiza de los abasíes con Abd al-Rahmán I en 756, y en 776 se independiza el Norte de África.
Abd al-Rahman I. EMIRATO. Primer emir de Al-ándalus.
Acaba con las conductas anárquicas... Soldados apoderándose de cuanto pillan. Integración de tropas de mercenarios. "Sakaliba" en su ejército. Soberanos omeyas. Árabes del al-Andalus (diversidad tribal). Mozárabes.
EL EMIR. Abd al Rahman Ibn Mauawiya (756 a 788).
Durante el reinado de Abd al Rahman I se acelera el proceso de consolidación de una nueva organización del Estado, que convierte sus instrucciones en medios efectivos de poder. Para ello, la administración de los gobernantes hubo de adaptarse a la nueva condición de Estado independiente.
La independencia de un territorio de la comunidad islámica era incompatible con la concepción que se tenía del Califa como "Amir al mu´minin", príncipe de los creyentes, jefe y guía. La contradicción pudo superase aceptando la autoridad religiosa del Califa de Bagdad. El respeto omeya al califa abbasí se concentraba en el cumplimiento de determinadas prescripciones; no adoptar en el protocolo el título de "Amir al mu´minin", invocar al califa en el sermón del viernes (la "Khutba" o sermón de los viernes es uno de los actos públicos cargados de mayor significación política)... Ficción califal. Numerosas revueltas fueron resultado de las arengas del imán… Y grabar en las monedas el nombre del califa. A este conjunto de gestos de respetabilidad formal, que no implicaba ninguna interferencia en la esfera política, se ha dado en llamar "ficción califal". Emirato de Córdoba.
La acumulación de los recursos necesarios para que el nuevo estado hiciera frente a todos los compromisos sólo podía provenir del perfeccionamiento de la recaudación y del endurecimiento del sistema tributario.
Malik ben Anas (Imán de Medina). De la escuela malikí..... Malikismo.
Levantamiento del primer omeya contra Ali -legitimación de toda la dinastía-.
757. Muere Alfonso I, llamado el Católico. ¿Quién sucede a Alfonso I en el reino de Asturias hasta el 791? Pues, su hijo Furela I de Asturias.
Sublevación alentada por el Califa de Bagdad, contra la que se alza el poder del rey de al-Andalus. Vence Abderramán por las armas a los conspiradores y mandó cortar la cabeza de sus adalides. La del principal de ellos, que se llamaba al-Allah, hizo que la conservaran en salmuera y la envió a Oriente en el equipaje de un mercader que iba de camino a Qayrawan. Desde allí la cabeza llegó a Bagdad, junto a la bandera negra que habían enarbolado los rebeldes y un pergamino en el que se contaba su derrota. El califa, al mirarla, dijo: "Loado sea Dios porque ha puesto el mar entre ese demonio y yo". Nunca le doblegará.
Abd al-Rahman luchó contra enemigos, aliados, cristianos del norte, conspiradores de Bagdad, Carlomagno.
La basílica de San Vicente de Córdoba será tomada entera para los musulmanes, que compran la parte de los cristianos y les permiten edificar otras iglesias adosadas a la medina. Córdoba es ya la capital del emirato alzado contra los designios remotos de los califas abbasíes.
767. Carlomagno hereda de su padre. Será un reinado de 47 años. Es proclamado rey de los francos. Rey nominal de los lombardos desde el 764. Será investido emperador en el año 800.
773. Las distensiones árabes favorecen el avance de los cristianos.
AB AL-RAHMAN I el Emigrado ha ganado el reino.
Celada para asesinar al emir. Los yemeníes, que son sus aliados, intentan asesinarle por haberles negado entrar a saco en Córdoba y apoderarse de sus tesoros y sus mujeres. Ejecuciones en masa. Treinta mil yemeníes fueron decapitados a su orden. Los mismos árabes y las tribus bereberes de vez en cuando se alzaban animadas a la rebelión por predicadores fanáticos.
Abderramán se sacude la dependencia de los yundíes, sustituidos por un nuevo ejército profesional, cuyo mando lo tendrán los parientes del emir, los mismos que ocuparán los principales puestos de gobierno, iniciándose así un lento y paulatino reforzamiento del Estado cordobés.
Reclutó un ejército de cuarentamil mercenarios extranjeros.
La poesía y la guerra:
Cuando en mi camino el sol del mediodía lanza sus rayos abrasadores,
es mi dosel la sombra de la bandera tremolante.
Más grato que jardines y alcázares excelsos
es para mí el desierto u la morada de la tienda.
Los árabes traen consigo la hoja de cáñamo que llamaban hachichs.
La ciudad de Córdoba crece, se hace más intrincada y vasta, sus murallas vencidas por el abandono vuelven a levantarse, se dilatan y multiplican en torno a los nuevos arrabales. La mitad de la basílica de San Vicente se les queda pequeña y el emir compra a los cristianos la parte que les corresponde pagándoles cien mil dinares y autorizándoles, en compensación, a que construyeran nuevas iglesias extramuros de la medina. Se levantaron en el solar de la basílica las primeras naves de aquel edificio que seguirá extendiéndose igual que la misma Córdoba hasta los días de al-Mansur. Hombres venidos de los lugares más remotos: parientes del Inmigrado que llegan desde Siria, comerciantes judíos venidos del norte de África, soldados y pastores bereberes, esclavos negros, valiosos eunucos traídos por mercaderes desde las tierras de los rumanos, esclavas rubias y de ojos azules que habitan en los harenes.
Córdoba era para el califa un premeditado espejismo de Damasco.
A esta época se deben las primeras naves de la mezquita de Córdoba.
Abd al-Rahman se ha transformado en un tirano amargado y solitario.
Suleyman, su hijo, es perseguido como un delincuente.
Ordena que a un rebelde cautivo le corten las manos y los pies y lo ejecuten a mazazos para que sea larga su agonía.
773. El emir de Córdoba rompe por completo con Damasco.
774.Sometimiento de los lombardos.
778. Donde de veras está puesto el interés de Carlomagno es en la Germanía. Expansión franca. Los sajones. Se propone que se acepte completamente el catolicismo y la autoridad carolingia.
El rey Carlomagno emprende una expedición militar a España que tiene como objetivo apoderarse de Zaragoza, ciudad que le había prometido el gobernador musulmán Sulaymán ibn Arabi a cambio de ayuda para sostenerse en sus guerras fraticidas.
Liberación de los pueblos de Cataluña.
Sin embargo, al llegar a las puertas de la ciudad zaragozana, las huestes carolingias vieron con estupor que permanecían cerradas. El tiempo que había durado su viaje había sido más que suficiente para que a Al Arabi le separaran la cabeza del cuerpo y lo sustituyeran por un nuevo caudillo, Al Huseyn, poco dispuesto a colaborar con los francos. Los francos llegan a Zaragoza. Carlomagno, el emperador, y sus ejércitos bajaron de Francia para poner sitio a Zaragoza. Al retirarse sin poder conquistarla fueron diezmados en el paso de Roncesvalles por los salvajes montañeses de los Pirineos. Fue una emboscada lo que causó la derrota de tan escogidos soldados del Imperio. Se asegura que sus autores fueron los vascos de las montañas; sin embargo, de ser así, resulta sorprendente que ni siquiera se mencione en el Cantar, aunque un cronista carolingio contemporáneo al cantar (un siglo después), de nombre Eginardo, sí les atribuye la victoria. Resulta indudable que contaron con la colaboración de las tropas musulmanas, y entrambos aniquilaron a las fuerzas cristianas de Roldán. Es posible que éste actuara de forma temeraria al despreciar a sus enemigos. Roldán y los doce pares de Francia perdieron así la vida.
Los montañeses vascones atacan.
Este episodio dará lugar a la "Cantar de Roldánd", el argumento histórico que de vida a la Chanson de Roland, el poema épico francés que parece ser de fines del siglo XI, obra maestra de la tradición épica. Así mismo, conservamos un fragmento de un poema castellano, Roncesvalles.
788. Exieron ( )en la montaña de Malacuera, è vinieron à Castiella. Son los Anales toledanos. Según cuentan, en el año 788 (según otros códices el 762) los montañeses salieron de Malacuera y vinieron á Castilla (89). La llegada de los foramontanos. Este acontecimiento, completamente mitificado, ha dado lugar a numerosas interpretaciones que aportan distintos puntos de vista acerca de la posible procedencia de estos inmigrantes: ¿cántabros, vascos, alcarreños?. La única noticia existente de este acontecimiento aparece en los Anales Castellanos. En los Anales Castellanos Primeros o Annales Castellani Antiquitores, anteriormente denominados Cronicón de San Isidoro o Isidro de León (Chronicon sancti Isidori Legionensis anonymum) por el lugar donde se halló el primer folio del manuscrito (la basílica de San Isidoro de León), son una crónica latina en forma de anales, con un contenido principalmente genealógico. Se menciona lo siguiente:
«En la era 852ª (año 814) salieron fuera los montañeses desde Malacoria y llegaron a Castilla».
788. Muere en Córdoba AB AL-RAHMAN I. A su palacio le había llamado con el mismo nombre...
Contemplé una palma en al-Rusafa,
en el Occidente lejano, de su patria apartada.
Le dije: ambos estamos en una tierra extraña.
¡Cuánto hace que vivo apartado de los míos!
Creciste en un país donde eres extranjera
y, como yo, en el más alejado rincón del mundo habitas.
Que las nubes del alba te concedan frescor en esta lejanía
y siempre te consuelen las abundantes lluvias.
Nuevo emir. Hisan I. 7 años de reinado. Un omeya generoso y raro.
Arrabal de Córdoba.
Medina: emir Hisham I (788-796). Segundo emir independiente.
Alfaquíes -grupo que sustenta ideológicamente un poder legítimamente establecido-. Un cuerpo represivo profesionalizado dotan de mayor solidez al régimen, crean nuevos vínculos con los alfaquíes, y los mercenarios lo defienden militarmente…
791. Alfonso II, reino asturiano. Alfonso II, el Casto (791-841), en sus correrías llegó a saquear Lisboa, para volver a Oviedo, asolada por las tropas de Hixem II, en donde fijó su corte.
792. El emperador Carlomagno conquistó Gerona, Vich y Urgel en 792 y funda la “Marca Hispánica”.
795. Muere Hisam I.
796-822. Abd al-Rahman ibn al-Hakam. Déspota de carácter iracundo, aunque muy dado a la poesía. Tercer emir de la Dinastía. Al Hakam I.
Los árabes trajeron a España el concepto del "cero", el álgebra y su idioma, el árabe, que también influyó en el español. Esta influencia se ve en palabras como álgebra, alcohol, y algodón. Fundaron ciudades pintorescas como Granada y Córdoba, en que instalaron la primera escuela de científicos donde se hizo cirugía cerebral. Además, dejaron en España el aspecto físico que tienen muchos españoles, en especial los que viven en el sur (morenos, bajos, de pelo negro) Calá "castillo" > Alcalá, "el castillo" Calatayud "castillo de Ayub". Gebel "montaña" > Gibraltar: "moñtana de Tarik". Wad "río" > Guadalajara: "río de piedras", Guadalquivir: "río grande". Alcalde. Atalaya. Alforja. Aduana. Aldea. Quilate. Adobe Alcantarilla. Andamio. Aceite. Alfombra. Naranja. Alcohol.
Su lengua tenía el prestigio comparable al del latín clásico. El árabe fue una lengua de mucha importancia en la Península durante casi toda la Edad Media. Los árabes controlarán la Península más de 700 años.
Mucho de la gente de la península que vivía bajo los musulmanes, seguían hablando el latín en el período árabe. Era muy diferente del tipo que había hablado en el tiempo del Imperio Romano. La resulta de eso fue que las dos lenguas (el latín y el árabe) influyeron cada uno en sus desarrollos. Por eso, la evolución de la lengua española fue acelerada. El dialecto del latín que fue hablado antes del siglo XII fue llamado Mozárabe. Además, esta lengua es conocida por sus refranes que se llaman 'Kharjahs' en los poemas árabes y hebreos en el siglo XI.
La lengua oficial de la España musulmana fue el árabe clásico. Pero en la vida diaria se hablaba un árabe con muchos elementos de los dialectos romances usados antes de las invasiones árabes. Esto fue lo que causó la formación de un dialecto vulgar del árabe. Así es que los musulmanes hispanos tenían una lengua literaria y otra vulgar, como entre los mozárabes se usaba el latín y el árabe.
Las invasiones árabes influyeron en casi toda la península. Sin embargo, había una parte pequeña en el centro norte que nunca fue conquistado por los árabes. Este evento minúsculo tuvo muchas consecuencias para la historia y desarrollo de España y su lengua. La gente de esta área empiezan a organizar la famosa reconquista.
Mucho de la gente de la península que vivía bajo los musulmanes, seguían hablando el latín en el período árabe. Era muy diferente del tipo que había hablado en el tiempo del Imperio Romano. La resulta de eso fue que las dos lenguas (el latín y el árabe) influyeron cada uno en sus desarrollos. Por eso, la evolución de la lengua española fue acelerada. El dialecto del latín que fue hablado antes del siglo XII fue llamado Mozárabe. Además, esta lengua es conocida por sus refranes que se llaman 'Kharjahs' en los poemas árabes y hebreos en el siglo XI.
La lengua oficial de la España musulmana fue el árabe clásico. Pero en la vida diaria se hablaba un árabe con muchos elementos de los dialectos romances usados antes de las invasiones árabes. Esto fue lo que causó la formación de un dialecto vulgar del árabe. Así es que los musulmanes hispanos tenían una lengua literaria y otra vulgar, como entre los mozárabes se usaba el latín y el árabe.
Las invasiones árabes influyeron en casi toda la península. Sin embargo, había una parte pequeña en el centro norte que nunca fue conquistado por los árabes. Este evento minúsculo tuvo muchas consecuencias para la historia y desarrollo de España y su lengua. La gente de esta área empiezan a organizar la famosa reconquista.
Con los musulmanes se difundió el regadío y se introdujeron muchos productos de huerta hortofrutícola: la higuera, el azafrán, la berenjena, o la caña de azúcar. También se cultivaron otras plantas relacionadas con el comercio de la vid, el algodón o el olivo. Éste último, llegará a ser tan abundante que Sevilla se convertirá en el centro exportador de aceite más importante de occidente.
Al tiempo que se extendía la agricultura, la ciudad iba tomando gran importancia como centro comercial, administrativo, religioso e intelectual. Las grandes ciudades se encontraban amuralladas y a su alrededor se situaban los barrios o arrabales donde vivía la población agrupada por oficios, etnias o religión. De esta forma se fueron creando las juderías (donde vivían los judíos), mozarabía (donde vivían los cristianos) de las ciudades árabes.
Los musulmanes fueron expertos alfareros, con gran refinamiento en sus técnicas decorativas, dominando el vidriado, para lo que utilizaban minerales tales como el plomo o magnesio.
Este mismo refinamiento se aprecia en la abundancia de formas cerámicas para utilizar en la vida cotidiana, tal es el caso de los candiles y los abundantes y variados jarros para contener líquidos que iban decorados con pinturas en rojo, blanco y negro. Su vida estaba siempre relacionada con su religión, por lo que muchas de sus vasijas se encontraban decoradas con estampaciones de textos aludiendo a Mahoma, su profeta, o a Allah, su Dios. Pero también utilizaban estampaciones vegetales, unas veces simples y otras con vidriados de colores llamativos como el verde, el negro o amarillo y azul.
Ya es perceptible la diferencia entre la lengua latina y la lengua que pasará a ser el idioma castellano. Así es la lengua de los península a la llegada de los árabes.
El lento refuerzo del estado cordobés que había iniciado Abderramán I se continua con sus dos sucesores, con quien se dará la introducción en al-Andalus del MALIKISMO, una rigurosa escuela jurídica que pasará a ser un elemento fundamental en el proceso se islamización. Esta adquisición previa facilitará la serie de cambios que llevará a cabo Abderramán II en la primera mitad del siglo IX.
En esta mitad del siglo VIII se ha asentado la población conquistadora. El proceso de islamización se produce, impulsado por esta nueva dinastía omeya en los s. VIII y IX, y se enfrenta con la resistencia de los grupos tribales, así como de los herederos de la aristocracia visigoda, que protagonizarán una lucha abierta contra el estado cordobés en el último tercio del IX.
797. Jornada del Foso. Toledo. Un precipicio sobre el río Tajo. Matanza de muladíes. 700 invitados.
800. Carlomagno es investido Emperador.
Restauración intelectual. Renacer cultural dentro de la Edad Media, uno de los "renacimientos" medievales.
Aquisgrán, centro cultural donde se concentran intelectuales de los diversos pueblos.
Es el Nuevo Imperio de Occidente. Un vasto dominio de más de un millón de kilómetros cuadrados: las actuales Francia, Benelux, Suiza, Alemania, Austria, el Norte de España...
Comentarios
Publicar un comentario