1973
El 12 de septiembre de 1973, un día después del golpe militar, Jara fue apresado y conducido al Estadio Chile junto a las 600 personas que permanecían en la Universidad Técnica del Estado. En la improvisada prisión fue reconocido, separado del resto de detenidos y torturado vilmente durante cuatro días hasta la muerte. Mostrando una crueldad y un ensañamiento desmedidos, inhumanos, sus captores lo mataron descargando 44 disparos en su cuerpo. Sus restos fueron encontrados días después tirados entre unos matorrales próximos al Cementerio Metropolitano. Él, que representaba (y representa) como pocos la honradez, el compromiso y la esperanza en un mundo más justo, fue asesinado por unos cobardes incapaces de ver que su sadismo no podría jamás acallar el canto del poeta. Manifiesto , de Víctor Jara, tema publicado de forma póstuma al que las balas no pudieron matar, toda una declaración de intenciones para iniciar el año: “ Yo no canto por cantar / ni por ten...
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