2021

                                              



FEBRERO


24



Antonio, el gestor económico de la oficina de al lado, me ha traído impreso su relato, el que hace unos meses se propuso terminar para enviarlo a un premio literario. Lo ha hecho, el fallo será en mayo. Me lo dio el lunes y ha dicho que puedo darle mi parecer. No supo lo que hacía, he leído los diez folios en la madrugada de hoy, jueves. Y le llené los folios de anotaciones a lápiz, para luego, esta mañana, darle mi parecer. Me ha estado escuchando veinte minutos, le hablé de la voz del narrador, de que el lector sabe lo que sabe el personaje, ve lo que el personaje (lo que se haría usando una primera persona), aunque a través del narrador (el narrador reproduce los pensamientos del protagonista y sus vivencias), lo que lleva a un extraño lío: hay diálogos con la voz y el registro del personaje, pero contados por el narrador. Esto le lleva a hacerse un lío y a meter en un brete al lector, que no sabe bien a qué atenerse. Hay numerosos errores de estructura, lingüísticos, gramaticales y ortográficos y una carencia, podríamos decir que literaria (aunque a rato consigue escenas y frases muy buenas), lo que hace que su texto no pase de un buen intento. Esto no se lo he dicho, he sido diplomático, le he dicho que no hay reglas establecidas, que puede que romperlas lleve a un texto por el mejor camino y que en cuanto es su estilo, no tengo nada que aconsejar, aunque sí le he dicho (alternando agrado con pegas) los problemas a los que se enfrenta un lector cualquier. 

El escenario del texto: la cárcel. Esto es muy original, y no por el ambiente carcelario, sino porque el que lo trata es alguien que conoce la cárcel de verdad (con la distancia de no ser un preso, que sería otra de las personas que lo conoce bien, aunque este mediante una abundante subjetividad en su punto de vista). Esto, que es una verdadera originalidad, a veces supone un problema, porque el autor da por hecho connotaciones, panoramas y significados de algunas palabras a los que el lector no le va a estar permitido llegar. El sólo hecho de llamar a algo "interfono" ("el interfono calla, el corazón no) no le va a dar una idea al lector de que hay un aparato en la pared de la celda a través del que el interno se comunica con el funcionario, que está abajo. Yo lo entiendo, sin más explicaciones; el lector común no. Esto pasará con los términos técnicos y de cada profesión o...

Luego está el tema. Se trata de que la culpa y el aislamiento vuelven loco a un hombre que antes se creía como el hombre sin miedo (que es el título: Hombre sin miedo). La locura se muestra bien mediante la apariciones del fantasma de la persona a la que ha dado muerte, poco antes. Antonio me lo resumió como "en la cárcel se aparece un fantasma"....      

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