Serie R. TP. Cap. 13. No más de una página.
2017.
No más de una página.
Enviadnos un poema, decía el anuncio, y luego advertía: “No más de una página.”
Yo pensé en esa frase, me sonaba un poco rara. Pensé que también se podría decir “no más que una página”. Esta segunda vendría a decir que debería ser nada más que una página, mientras la primera vendría a decir que no excediera de una página; al tratarse de una, ya bien como máximo, o justo una, nada más que esa (que o de): las dos frases aquí significarían lo mismo, una o no más de una (no pudiendo enviarse cero páginas). Se trataba de una de esas preocupaciones inútiles que tanto me gustan, esos dilemas que no tienen solución para mi y cuanto más lo pienso, más dudo y menos seguro estoy de qué camino tomar. Luego se me planteó otra duda: cuando dices "no más de..." andar de rodillas, por ejemplo, ya significa otra cosa, un deseo de que sea la última vez que se anda de rodillas... Y entonces, una vez dado por vencido y no pensarlo más, escribí de un tirón este poemilla un poco enfermo, como deseando curarse de un no-sé-qué…
Locución adverbial negativa. No más de... Partícula negativa "no". Adverbio "más" de cantidad. "De"...
Locución adverbial restringidora, delimitadora: No mas que...
Como todas las locuciones, expresiones, clichés y fórmulas que utilizamos, miradas muy de cerca, parecen zigzaguear, tiemblan y pueden utilizarse en muchas direcciones. Aún así, las entendemos perfectamente
NO MÁS DE UNA PÁGINA
(Puedes leerlo de arriba a abajo o de abajo a arriba)
(Puedes leerlo de arriba a abajo o de abajo a arriba)
No más de perderme el tiempo exacto, el sabor de los alrededores y la lejanía.
No más de un centímetro más allá de lo lejos que se está cuando sólo se está dentro de uno mismo y sus obsesiones. No más allá de poder volver a mí.
No más del hambre que mueve y florece en una rosa viva.
No más movimiento del que marca el rocío que desaparece y vuelve sin remedio,
con otra forma, con la misma esencia, naturaleza y composición.
No más acá de soplar a favor del viento y confiar en que sé amarrar la barca
cuando la mar no permita navegar, a esperar a que amaine la tormenta,
en el mismo puerto que me verá morir, seguro y dispuesto al trabajo.
No más de un oficio al día. Y aprender a quererte.
No más de una tristeza, la del poeta feliz que encuentra la forma de decir
que le dolió.
No más de una tristeza, ésta, la mía, que ha de ser vivida
como el agua que corre.
No más de una huella, que me ayude a seguir.
No más de una caja de herramientas, la que fui llenando mientras vivía,
la que guarda os artefactos que preciso para que quede todo mejor,
mi herencia recibida.
No más de un largo horizonte continuo y redondo
como tu sonrisa.
No más de un cariño que se siembra y riega, que sabe esperar
el fruto de cada año y la flor del día, que conoce los tiempos.
No más de una pregunta a la vez.
No más allá del truco concertado y permitido, y dejarse honestamente
sorprender.
No más de la lealtad amable y firme, la del amigo dispuesto
a decirme que no, que sí, y lo que no quiero oír y lo que sí.
No más del chapapote que tuve que soportar porque mi barco
llevaba temerariamente residuos maquinados en una soledad radioactiva.
Ni en mis ojos ni en mi playa, donde he de mirar a lo lejos y andar descalzo, nadar.
No más de estar dispuesto a limpiar si hace falta, como pueda,
la lluvia negra, y saber que vendrán malas noticias, y que he hecho o necesario.
No más de una disposición, la mía, la que cumple y nunca antes usé.
No más de este momento en que no sé contar con la corriente y el viento.
No más de una jugada a las estatuas que esperan con ansiedad en silencio
y soledad a que vuelvan los que dejaron de jugar.
No más de la dureza que llevan mis dientes suaves.
No más de un largo y ancho tramo de vía asentado en la tierra,
con estaciones particulares. De un tren lento y seguro
que se pierde en el entorno, parte de él,
y avisa siempre su llegada. No más de un retraso,
que no sea el avance de las aves que emigran y descansan
en las lagunas diseñadas para sus patas marineras.
No menos de contar con mis dos ojos para ver,
y contar siempre con otros ojos, que no serán míos,
que me dejen mirarme en ellos y saber ver a través del cruce de miradas,
pero siempre contar conmigo, si es necesario.
No más de lo que pueda compartir. No más que eso.
No más de una esquina amiga que me de la cara.
No más de un pie antes del otro, no más de un salto de rana,
no más de la suerte que reparte un dado con todas las caras en blanco.
¡No más de esta página!
Imagen...
2107.
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